Lo bonito de los obligatorios es que se usaban para su montaje elementos básico que ahora no vemos ni en el Código. Esos elementos que de sencillo y tan bien hechos, enamoran.
Oír la misma música podía ser monótono pero generalmente eran ejercicios muy bien estructurados y no te cansabas de verlos porque podías comparar y porque para que fueran complicados, los técnicos o coreografos incluían muchos elementos seguidos, de tal forma que la gimnasta siempre estaba en movimiento, no como ahora. Y eso era de agradecer.